El oponente de Putin, Alexei Navalny, se prepara para un nuevo veredicto mientras el Kremlin toma medidas drásticas

Describir el juicio de Alexei Navalny como "a puerta cerrada" es quedarse corto. Está recluido en una prisión de alta seguridad.

La Colonia Penal No 6 está a 240 kilómetros (150 millas) al este de Moscú. Navalny, el crítico más acérrimo del Kremlin, ya cumple allí una condena de nueve años por violaciones de la libertad condicional, fraude y desacato al tribunal: cargos ampliamente considerados como motivados políticamente.

Parece que su estancia tras las rejas se prolongará.

En junio, una sala de la colonia penitenciaria se convirtió en una sala de audiencias improvisada y Navalny volvió al banquillo de los acusados. Los cargos en su contra esta vez incluyen la creación de una organización extremista y la financiación de actividades extremistas.

Los fiscales estatales rusos han pedido una pena de prisión de 20 años para Navalny en una "colonia de régimen especial" aún más restrictiva. Estas cárceles normalmente están reservadas para los criminales más peligrosos de Rusia.

En un mensaje publicado en las redes sociales antes del veredicto, que se conocerá el viernes, Navalny expresó su convicción de que se le impondría "una gran pena [de prisión]".

Estábamos entre un grupo de periodistas a quienes se les permitió ingresar brevemente a la colonia penal para el inicio del juicio. En una "sala de prensa" pudimos ver el proceso en una pantalla de vídeo.

Es evidente que Navalny había perdido mucho peso en prisión. Pero se mostró desafiante al criticar al juez y su juicio tras las rejas.

Sobre el papel, es un tribunal de Moscú el que conoce del caso. Pero la decisión de celebrar un juicio a distancia en una prisión sugiere que las autoridades rusas querían evitar la publicidad que inevitablemente conllevaría el transporte de Navalny a la capital rusa.

La imagen no estuvo mucho tiempo en la pantalla. Una hora y media después de iniciado el juicio, el fiscal exigió a la prensa y al público el cierre del proceso. El juez estuvo de acuerdo. La transmisión de video fue cortada.

Eso ha dificultado el seguimiento de lo que ha estado sucediendo en este juicio.

Cuando Navalny pronunció su declaración final hace dos semanas, no había ninguna grabación de vídeo ni de audio de sus palabras. Pero se hizo público el texto de su discurso en el que criticaba a las autoridades rusas y la guerra en Ucrania. Sus seguidores, incluidos actores y músicos rusos en el exilio, lo leyeron y lo publicaron en línea.

Incluso cuando este caso termine, es posible que haya más por venir. Navalny dice que los investigadores le han dicho que espere otro juicio: por cargos de terrorismo.

A lo largo de los años, el Kremlin de Vladimir Putin ha estado ocupado eliminando a todos los posibles rivales del presidente, limpiando el panorama político ruso de posibles rivales. Querrá asegurarse de que su crítico más acérrimo se mantenga alejado del escenario político ruso.

Durante más de una década, Navalny ha expuesto la corrupción en el corazón del poder ruso. Sus investigaciones en vídeo han recibido decenas de millones de visitas en línea.

Pero es su capacidad para movilizar al público, especialmente a los jóvenes rusos, para que salgan a las calles lo que pone especialmente nerviosas a las autoridades. En los últimos años, Navalny ha sido el único líder de la oposición rusa capaz de organizar protestas contra Putin a escala nacional.

Había creado una red de oficinas de campaña regionales y planeaba postularse para presidente en 2018, pero se le prohibió participar en la votación. Las autoridades ya han declarado "extremistas" la red de oficinas de Navalny y su Fundación Anticorrupción y las han cerrado.

En 2020, Navalny fue envenenado en Siberia con lo que los laboratorios occidentales confirmaron más tarde que era un agente nervioso. Posteriormente acusó al Kremlin de intentar matarlo. Las autoridades rusas lo niegan.

Después de recibir atención médica urgente en Alemania, quienes están en el poder aquí habrán visto su decisión de regresar a Rusia en 2021 como un desafío directo al Kremlin. Fue detenido a su llegada al aeropuerto de Moscú.

"Navalny es una figura simbólica. Y el Kremlin le tiene miedo", cree Andrei Kolesnikov, del Centro Carnegie Rusia Eurasia. "Aunque, como muestran las encuestas, el ruso promedio no puede ver a Navalny en este momento. Está fuera del campo de la información. Pero para el Kremlin eso no importa. Todavía lo ve como un enemigo y un peligro.

"El régimen está dispuesto a ser extremadamente cruel. Envía mensajes a un público más amplio: no nos detendremos. La máquina está funcionando y no tiene marcha atrás. Esto significa que están dispuestos a continuar con todos los juicios posibles contra todos los posibles. disidentes."

Y no sólo contra figuras pro democracia y pacifistas como Navalny.

El mes pasado, el nacionalista ruso Igor Girkin (también conocido como Igor Strelkov) fue arrestado en Moscú acusado de extremismo.

Girkin no solo apoya la guerra de Rusia en Ucrania (en 2014, el oficial de seguridad retirado del FSB organizó y comandó milicias prorrusas en la región ucraniana de Donbas), sino que incluso se jactó de haber "apretado el gatillo de esta guerra".

El año pasado fue condenado en rebeldía por un tribunal de La Haya por su papel en el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines.

En su papel más reciente de bloguero nacionalista, se había vuelto cada vez más crítico con el manejo de la guerra por parte de las autoridades rusas y con el propio presidente Putin.

En una publicación llamó al líder del Kremlin "una nulidad" y "un cobarde desperdicio de espacio".

"No basta con apoyar la guerra", afirma Andrei Kolesnikov. "Debes hacerlo de la manera correcta. Debes hacerlo apoyando la narrativa de Putin, sus ideas y objetivos. No puedes criticar a Putin.

"Este es un régimen autoritario y en parte totalitario. No pueden detenerse a sí mismos. Deben controlarlo todo. Deben suprimirlo todo.

"Al fin y al cabo, tienen miedo de cualquier tipo de resistencia, de cualquier liderazgo alternativo".

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